No puedo por menos que indignarme. Y el caso considero que es para ello. Os voy a contar la historia de lo que le ha sucedido a un amigo con Hacienda. Con ello quiero haceros partícipes de mi opinión con respecto a un sistema tributario que me parece totalmente injusto y que pone bajo el ojo de Sauron a los más débiles y a aquellos que menos oportunidades tienen para defenderse del afán recaudatorio de una administración del Estado despilfarradora.
Y digo despilfarradora porque parece que los criterios de eficiencia los aplica tan solo para aquello que no le afecta a la casta política directamente y que lo primero que debería hacer es deshacerse de la panda de diputados provinciales, senadores, asesores, equipos consultores, abogados y demás lastre que nos vemos obligados a pagar nosotros, con nuestro trabajo.
Os planteo el caso, que seguro que os suena porque tendréis a alguna persona cercana que se encuentre en una situación similar. Llamémosle David.
David es un currante. Lleva currando desde muy joven puesto que su opción fue dejar los estudios de lado en unas fechas en las que muchos jóvenes adoptaron esa decisión atraídos por los cantos de sirena del crecimiento infinito del mejor sistema financiero del mundo.
No voy a responsabilizar de esta decisión al Gobierno, pero de verdad no sé hasta qué punto es responsable subsidiario de que muchos jóvenes tomaran esta decisión en su día, sacrificando su futuro, sacrificando toda su vida y las de sus familias debido a las mentiras que desde el principio de la crisis nos trasladaron desde el Gobierno.
Pues bien. David como muchos otros, ha ido buscándose la vida. Enlazando un contrato temporal con otro. Soportando las peticiones desproporcionadas de empresarios sin escrúpulos que con la excusa de «si no lo haces tú ya vendrá otro que lo hará» han conseguido llevar las jornadas hasta las 12 horas sin más descanso que un rato para comer.
Conozco a muchos empresarios. Gente honrada, gente currante y comprometida que se preocupa por su equipo a veces más que por su familia. Pero cuando me encuentro con casos como éste. Casos rancios, apestosos, malolientes. Anclados en el pasado. Sin ideas, sin educación, sin formación suficiente para entender que la explotación de tu equipo en el negocio no es la forma de incrementar la productividad. Estos no son empresarios, son ceporros.
En este buscarse la vida, por supuesto, David ha tenido que desplazarse. De una zona a otra, de una ciudad a otra, de una comunidad autónoma a otra. Solo le falta abandonar España y convertirse en uno de los que están haciendo que la población española descienda año a año.
Buscando trabajo, buscando una forma de ganarse la vida. Una forma de poder mantenerse al margen de la protección que siempre le ha ofrecido sus padres, a los que en ocasiones ha tenido que recurrir.
Por supuesto, en estos contratos basura, temporales, sin coberturas. Las retenciones que se le practicaron siempre han sido bajas. A salarios bajos, retenciones bajas.
Todos sabemos lo que sucede cuando hay retenciones bajas. Que a la hora de realizar la declaración de la renta vas a tener que abrir la cartera y rezar para que la leche no sea tan grande que te deje sin poder pagar el alquiler.
Esta situación es menos dolorosa cuando tienes un solo pagador. Puesto que con un solo pagador e ingresos menores de 22.000 euros Hacienda te permite no realizar la declaración por lo que si además no te han practicado retenciones parece que se alinean los astros y no te encuentras con un agujero fiscal en tu cartera.
Sin embargo cuando hay dos pagadores, uno de ellos superior a 1500 euros, (y la Seguridad Social es un pagador por lo que si cobras paro ya tienes un pagador) el límite se reduce a los 11.200.
La situación para David puede ser rocambolesca: estando pillado porque no encuentra trabajo, habiendo cobrado el paro durante alguna temporada, cuando llega Abril no ve ni una flor. Solo las tormentas.
Está «acojonado» porque Hacienda va a venir con su saco a quitarle los cuatro duros que le han quedado debido a la mierda de retenciones que le han practicado y de lo cual David no es consciente porque ni tiene los conocimientos fiscales necesarios y porque además está ocupado intentando buscar trabajo.
Pero no acaba ahí.
Cuando David me pide ayuda asustado por los 1.400 euros que le estaba reclamando Hacienda (Si. 1.400 euros sin haber generado más de 10.000 euros durante todo el ejercicio), lo primero que hice fue pensar lo injusto de nuestro sistema, que nos califica de «presuntos defraudadores» de primeras al no permitir quedar exentos de realizar la declaración al tener dos pagadores en determinadas ocasiones.
Que entiendo que habrá mucho cabrón que se dedique a no declarar pagadores y a defraudar a Hacienda, pero ¿un albañil Montoro? ¿Un albañil te va a estar haciendo una operación de fraude fiscal?
Revisando la declaración de David me di cuenta de que cumplía los requisitos para poder aplicar la deducción por movilidad geográfica. Esto significa, contado así a lo rápido, que si estabas desempleado y trasladaste tu vivienda habitual para aceptar un puesto de trabajo en un municipio distinto a dónde tenías tu residencia habitual, tienes derecho a una deducción que por cierto es una pasta.
Esta era una solución para David, porque suponía reducir de forma importante los importes a pagar.
Y vuelve a poner de manifiesto lo desigual que es nuestra relación con el Estado y como necesitas una formación mínima para poder relacionarte de tú a tú con un ente que debería estar a tu servicio no en tu contra.
El caso es que lo incluimos en su declaración.
Y ¿con qué se ha encontrado David UN AÑO DESPUÉS de realizar esa declaración?
Con un requerimiento de información y una propuesta de liquidación provisional desestimando la aplicación de la deducción. Es decir, que Hacienda no se lo cree y que le pide que pague.
Alucinante de verdad.
¿Pero es que les sobra el tiempo a esta gente para dedicarse a perseguir a albañiles con rentas del trabajo de 10.000 euros que se aplican una deducción totalmente legal porque han tenido que perder el culo para cambiar de ciudad y conseguir ganar unos duros?
¿No podrían dedicar sus esfuerzos a que los verdaderos defraudadores?.
¿No podrían dedicar su tiempo a los que tienen los recursos para contratar a bufetes y legiones de fiscalistas?
No.
Tienen que ir a por el currito.
A por el que le cuesta defenderse. A por el que no puede defenderse.
Pues no.. Hasta aquí podíamos llegar.
Lo estamos peleando y lo seguiremos peleando por supuesto que sí.
Deja un comentario si te ha pasado algo similar, si conoces algún caso parecido o si simplemente estás tan indignado como yo.
photo credit: UnitedUnknown via photopin cc
Estoy totalmente de acuerdo contigo!!! Sigue así, ánimo!!!!
Gracias José Miguel…
Para tu información decirte que finalmente ganamos el recurso y no ha tenido que pagar un duro. Sin embargo, lo que me da pena de esto es cuanta gente que no tiene acceso a esta información estará actualmente pagando de más a Hacienda…