Alcanzar objetivos ambiciosos es la finalidad de muchos gestores. Más allá de su concepción como objetivos SMART, la definición de objetivos ambiciosos se ha convertido en uno de los paradigmas de la gestión eficaz.
Sin embargo, ¿hasta qué punto definir un objetivo numérico es eficaz?
A lo largo de este artículo hablaremos de los objetivos desde una perspectiva del control de gestión, extrayendo el contenido de esta técnica de control, detallando las medidas que debes adoptar para maximizar su potencial y las acciones que debes emprender si quieres gestionar alcanzando objetivos ambiciosos pero sin perder el rumbo y el contacto con la realidad.
¿En qué consiste la definición de objetivos ambiciosos?
Es el método habitual de establecimiento de objetivos. La dirección establece un objetivo numérico a sus inversores y a partir de este objetivo se descomponen los objetivos para el resto de la organización. A la vez, y en sentido inverso, desde abajo a arriba se negocian estos objetivos propuestos por la dirección. Al final se llega a un acuerdo entre la dirección y los mandos estableciendo unos objetivos específicos y numéricos.
Este es un método que a mi personalmente me convence, y que considero es adecuado para un establecimiento de objetivos, pero con un matiz. No funciona en situaciones de incertidumbre, cambio continuo, o entrada en juego de nuevas amenazas u oportunidades. Todo esto hace que los objetivos tengan que definirse a lo largo del ejercicio para adaptarse a los cambios del entorno.
Este sistema nace del modelo de gestión de mando y control, a partir del cual los directivos creen que tienen el control por fijar un objetivo y controlar el rendimiento. Pero no siempre es así.
Y lo vas a entender muy fácilmente: imagina el caso de un director de una oficina bancaria, sometido de forma mensual al cumplimiento de sus objetivos. Estos objetivos pasan por hacer que un determinado número de clientes contrate un determinado fondo de inversión. Da igual si es el que mejor le encaja a ese cliente o no.
¿Es este objetivo lo mejor para la entidad bancaria? ¿Es lo que busca en la relación con sus clientes?
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¿Cuál es el potencial de rendimiento del establecimiento de objetivos ambiciosos?
El uso de esta herramienta de control de gestión te permite mejorar el potencial de obtención de beneficios, establecer una mayor compromiso de los equipos con la mejora y fomentar la innovación. Pero siempre que los objetivos se establezcan no tanto de forma numérica y específica sino de forma direccional. Es decir, que se establezcan objetivos que marquen direcciones y sean relativos.
Te pongo un ejemplo. Se trata de dejar de establecer objetivos como «alcanzar una cifra de ventas de 100.000 euros» e ir caminando hacia objetivos del tipo «estar entre las cinco empresas con mayor cifra de ventas de mi sector en mi provincia».
Más dirección y menos especificidad en la definición de los objetivos. Deben establecerse más objetivos direccionales y menos objetivos específicos ligados a un valor absoluto.
¿Qué acciones debes realizar para alcanzar objetivos ambiciosos?
Hay varias acciones que debes dejar de llevar a cabo para poder alcanzar y definir objetivos ambiciosos:
1.- No establezcas objetivos fijos.
El mundo actual es impredecible. Muchas veces está fuera de nuestro control. La determinación por tanto de los objetivos debe adaptarse a esta naturaleza y más que cifras fijas se deben establecer escalas o rangos de cumplimiento.
2.- Cuidado con la consecución de objetivos por el miedo.
Si tus empleados trabajan para alcanzar sus objetivos por el miedo de no alcanzarlos, el temor al fracaso hará que tus empleados no adopten medidas arriesgadas pero que pueden llevarte a conseguir un resultado mil veces mejor. El control es importante, pero el temor paralizará tu empresa.
3.- Haz a tus empleados partícipes en la definición de los objetivos.
¿Cuántas veces te has comprometido con objetivos de otros?
Pon en una balanza lo anterior en comparación a las veces en las que tú te has comprometido a algo y has luchado por alcanzarlo.
Nos comprometemos con aquello que creemos, no con lo que nos imponen. Tus empleados también.
4.- Cambia la definición de objetivos a comparación entre homólogos:
Ser el mejor, estar entre los cinco primeros, etc. Un ejemplo típico de esto sería «tener el mejor rendimiento sobre el capital de entre tus competidores».
5.- Permite a tu equipo establecer sus objetivos:
Sin que suponga un contrato que deban cumplir. Todo ello con un objetivo: eliminar el miedo al fracaso.
6.- Utiliza el benchmarking para estimular a tu equipo a mejorar su nivel y generar objetivos concretados en intervalos y no en una cifra única.
Permite que estos objetivos se adapten en función de lo que ha sucedido en el mercado. Se trata de que el esfuerzo de tu gente se centre en maximizar su rendimiento. Para probar esto necesitas la comprobación con homólogos.
Para terminar, los objetivos numéricos son muy sexys y fáciles de monitorizar, pero aplican una lógica inalterable a un mundo impredecible. Debes encontrar una forma de evaluar el rendimiento más allá de un objetivo numérico.
Ahora te pregunto: ¿Cómo defines los objetivos en tu empresa?
Cuéntame en comentarios y comienza a pensar como el controller en una empresa.
Puedes obtener más información de otros elementos del control de gestión que te ayudarán a mejorar tu proceso de control de gestión. Para ello te invito a que leas estos artículos:
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- Descubre cómo definir la misión de tu empresa para que tus empleados se impliquen al 100% .
- Cómo utilizar correctamente el cuadro de mando integral de Kaplan y Norton.
- Cómo utilizar la gestión dinámica de recursos para mejorar los resultados de tu negocio.
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Este artículo está escrito añadiendo mi experiencia profesional a la información del libro «Beyond Performance Management: Why, When, and How to Use 40 Tools and Best Practices for Superior Business Performance» de