Hay muchas formas de endeudarse.
Pedir una hipoteca.
Pedir un préstamo.
Pedir un crédito.
Y por supuesto, tener una tarjeta de crédito. Esta es una de las formas más comunes y también una de las más peligrosas si no eres capaz de gestionarla con cabeza.
La mayor parte de la gente comete al menos uno o dos de los mayores errores que se pueden cometer con estos cuadraditos de plástico. La buena noticia es que una vez que sabes cómo funcionan es relativamente sencillo corregirlos.
No te dejes engañar por los pagos mínimos.
Una de las primeras cosas que te dicen cuando intentan venderte una tarjeta de crédito es en la facilidad para realizar compras realizando un pago mínimo a un tipo de interés determinado. Esto que inicialmente parece buena idea (lo estoy comprando a plazos y de muy poco en muy poco). En realidad es un regalo envenenado como te voy a mostrar en este ejemplo:
Imagina que te compras una televisión de 600 euros y decides pagarlo con tu tarjeta de crédito. Tipo de interés 24% anual. Pagando la cuota mínima de 30€. Tú piensas que en 20 cuotas lo tienes pagado ¿verdad?… Pues no..
Cuando pagas la primera cuota, tu deuda pasa a ser de 570€+12€ de intereses (2% de 600€). Esto es 582€
Cuando pagas la segunda cuota, tu deuda pasa a ser de 552€+11.6€ de intereses (2% de 582€). Esto es 564€
Al final vas a tener que pagar casi 26 cuotas y CASI 175€ de intereses!!
¿A que ya no te apetece tanto esa tele?
La realidad de las tarjetas de crédito
Una tarjeta de crédito bien gestionada (si lo pagas todo al mes siguiente) es como un préstamo a corto plazo sin intereses. Lo cual está muy bien. Además te permite realizar un seguimiento exhaustivo de tus compras. Y muchas de ellas te ofrecen garantías adicionales como seguros por compras, seguros de vida, etc.
Sin embargo hay otra cara de la misma moneda. Una más oscura.
Todo el mundo con quien hables ha sufrido algún tipo de cargo erróneo, comisión por haber sobrepasado su límite.
Además es la vía más rápida para endeudarse por encima de tus posibilidades.
Cómo reducir lo que pagas por tu tarjeta de crédito
Si gestionas la tarjeta de crédito correctamente, sin sobrepasar los límites, pagando al mes siguiente, y con cabeza, con sentido común, se convertirá en una poderosa aliada.
Por tanto, lo importante es:
- tener siempre en la cabeza los pagos que tienes pendientes de realizar y tener efectivo para poder cubrirlo.
- tener siempre en la cabeza las penalizaciones en las que puedes incurrir por retrasar tus pagos.
y sobre todo, NUNCA, NUNCA utilizarla como una fuente de crédito.
NUNCA
Recuerda a más formación en Finanzas Personales más posibilidades de salir adelante y mejorar tu Economía Doméstica. Está en tu mano.
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