Tu casa no es un activo (Me quedo con la casa y salgo perdiendo)

Hace ya algún tiempo que leí un libro que cambió mi forma de ver las cosas, se llama Padre Rico Padre Pobre de Robert T. Kiyosaki. Seguro que muchos de vosotros sabéis de quién os hablo, para aquellos que no lo sepáis digamos que es alguien que consiguió lo que él llama la independencia financiera. Podréis encontrar multitud de información sobre él en la red y fue el que metió en mi cabeza la idea de que tu casa no es un activo.

En cualquier caso, una de las cosas que me llamó la atención fue su consideración de Activo y Pasivo. Mi formación hace que a estos dos conceptos siempre le haya asociado algo muy concreto. Bienes y derechos de la empresa versus formas de financiación de esos bienes. Sin embargo él introduce una definición mucho más intuitiva y sencilla. Para él un Activo es algo que te mete dinero en el bolsillo y un Pasivo es algo que te lo saca. Quizá no sea algo contablemente muy correcto (si hablamos de balances, cuentas de pérdidas y ganancias, etc), pero desde luego es una idea sencilla y en esa sencillez reside su poder.
Cuando llevamos esto al terreno real, nos encontramos con un dilema. ¿Qué pasa con tu casa? ¿Es un activo o es un pasivo?. De nuevo la formación te dice que es un inmovilizado material, un activo, sin embargo, ¿de veras puedes considerarlo como un activo si no te está generando ningún beneficio?
Te pongo un ejemplo, compraste una casa, pagas una hipoteca por ella de 400 euros al mes y la tienes en alquiler  recibiendo todos los meses 500 euros. Perfecto, tienes un activo que te está generando 100 euros. 
Sin embargo si tienes una casa, pagas una hipoteca por ella de 400 euros al mes, y nada más. No puedes considerarlo tu activo porque no está generando nada para ti.
Con el cambio de paradigma que se ha dado con la crisis, el ejemplo es aún más claro. Hasta ahora, aunque no ganaras nada directamente, considerabas que estabas ganando porque cuando vendieras la casa obtendría una plusvalía puesto que «siempre subían» de precio. ¿Qué es lo que pasa? Que ahora ya no suben siempre, ahora resulta que bajan, y llevan bastante tiempo bajando.
Este cambio de paradigma hace que, si te compraste tu casa mediante hipoteca, ya no puedas considerar tu casa como tu mayor activo (en tanto en cuanto no crece de valor con el tiempo), sino como tu mayor deuda y esto cambia muchas cosas, entre ellas la forma en que deberías considerar una separación en caso de que se produzca. Me explico: hasta ahora, si comprabas una casa a medias con tu pareja y te separabas, si tu pareja te decía, «venga, quédate con la casa yo me apaño» te estaba haciendo un favor (porque los precios «siempre subían»). Podrías vender la casa y sacarte una plusvalía. Que maja tu pareja.
Sin embargo, si te lo hace ahora, puede ser que te esté haciendo una putada (con perdón) en función de los años que te queden de hipoteca. Ten en cuenta que tu casa pierde valor año sobre año (al menos por ahora), que el banco sigue queriendo cobrar sus cuotas y que vas a tener que seguir pagando los gastos. Es decir, no te han dejado una casa, te han dejado un marrón.
En resumen, con los tiempos que corren, si te deja tu pareja y tenéis algo en común, mi consejo, las cuentas claras. Primera opción, vende por el precio que puedas y reparte al 50%. Es lo más limpio. Si no puedes, entonces alquila y que los ingresos del alquiler paguen la hipoteca y los gastos de la casa hasta que podáis vender y repartir. Pero no te quedes tú solo con la deuda, saldrás perdiendo.

Recuerda a más formación en Finanzas Personales más posibilidades de salir de esta crisis. Está en tu mano.

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