Este es un post invitado de Mª Ángeles González de Mag Coaching.
Cómo gestionas tu dinero tiene que ver con las creencias y con los conocimientos que has ido acumulando sobre él a lo largo de tu vida.
Pero también vives en comunidad, y tienen influencia la pareja, hijos, padres y las costumbres de la sociedad que nos rodea.
Puedes observa esta influencia de forma clara a la hora de cuidar de su economía de dos mujeres cualquiera, de las cuales seguro que conoces más de un ejemplo:
Mari Pili ahorra comprando en el súper más barato, mujer hacendosa, mira hasta el último céntimo y va apagando todas las luces en casa. Manolo, un santo, lo que sí hace es cambiar de coche cada tres años, porque así “no me lo gasto en mecánicos” cuando el coche está viejo.
Celia gasta un dineral en cremas, ropa y salir con las amigas. Su Pepe le dice que ahora gana menos, es un profesional a comisión, y las cosas van achuchadas y no puede seguir así. No le entra en la cabeza y piensa que se ha vuelto roñoso. Siempre han marchado bien y eso no va con ella.
Y ¿qué es lo que tienen en común estas mujeres tan diferentes?
Mari Pili, se centra en el céntimo, pero desconoce cómo están sus ahorros para irse de vacaciones, para los estudios de los hijos o para jubilarse, de eso ya se ocupa su marido.
La sorpresa se producirá cuando vea que tanto cambio de coche ha conseguido que vivan al día. Ahora necesitan ayudar a sus padres y no saben de dónde van a sacar el dinero. En todos estos años ella no intervino ni opinó. Tampoco experimentó la necesidad de hacerlo.
Celia siempre ha vivido bien, y algo caprichosamente. No se ha ocupado de saber de dónde sale su nivel de vida, ni tampoco le preocupa.
La sorpresa se la llevará cuando su marido le diga, nena, tenemos que vender la casa que ya no podemos con la hipoteca, y no uses la tarjeta que no da para más. No quería saber nada, ahora tendrá que saberlo.
Pues las dos tienen en común, el que “ya lo lleva mi marido”, y “eso es cosa suya”. Es una combinación de no querer saber y delegar demasiado, que les ha llevado a no tener ni idea de su situación financiera real.
Por educación, o mejor dicho, por falta de educación en estos temas, en muchas parejas es así y en otras al revés, uno de los miembros de la pareja es el que lleva “estos asuntos”, y el otro se limita a dejarse llevar sin tener en cuenta las consecuencias. Otras veces es una cuestión de que “no nos gusta hablar de dinero” y “contigo pan y cebolla”.
Muchas veces al que le toca llevar la responsabilidad se queja de que a su contraparte no le interesa saber nada. Se resiente y le preocupa equivocarse. Ya no te cuento si se plantea un divorcio o un fallecimiento lo que puede ocurrir.
Es difícil conseguir ninguna meta financiera familiar si no se tienen claras las prioridades y lo que se está dispuesto a hacer para conseguirlas. El bienestar económico de la familia es cosa de dos, ambos tienen que saber qué es lo que hay, decidir adónde quieren llegar y colaborar.
Pero señoras, no hay que estar necesariamente emparejada para caer en esto. Cuánta mujer presuntamente independiente hay que le lleva las cuentas su padre o su hermano, o alguien “de confianza”, no quiere saber nada del dinero y no sabe ni lo que tiene. Una creencia de “esto no es para mí”, y “yo de esto no entiendo”, que puede resultar muy peligrosa.
En resumen, a pesar de la equiparación y la modernidad entre sexos, y de que parece feo decirlo, muchas mujeres, y algunos hombres también, se dejan llevar por la “comodidad” de que otras personas lleven sus asuntos financieros sin implicarse en los mismos.
No hace falta hacer un máster para llevar tus propias cuentas. La consecuencia de no hacerte cargo de las mismas es la falta de control de tu vida, que en un momento determinado puede dar un cambio brusco y no levantar cabeza por haber estado en la ignorancia.
Hay ciertas cuestiones económicas que toda persona debe conocer, cuántos ingresos tiene, cuánto ahorra, cuánto gasta, qué tiene ahorrado y en qué, y sobre todo para qué. Si estás en familia, además es cosa de dos, y la responsabilidad es común.
Cuántos malentendidos se solucionarían hablando con claridad de todo esto, y lo mucho mejor y más tranquilo que se puede vivir sabiendo que estamos de acuerdo en cómo cuidar de los nuestros.